miércoles, 16 de septiembre de 2009

De la nada a la nada [o quizás no 2]

Después de escribir la parte del bosque seguí escuchando música de The Legend Of Zelda Ocarina Of Time, pero no podía quitarme de la cabeza la idea del mundo totalmente devastado por que me pareció un final demasiado abrupto incluso para algo tan X como esto. Afortunadamente en ese momento sonó la música del spirit temple, justo el templo del desierto!! y de nuevo se me ocurrió algo.

Para este momento los que hayan leído esto y hayan jugado el juego se darán cuenta que los escenarios están mas que basados en los del juego hahahahaha =P, nuevamente dejo la respectiva música.



De nuevo suelto el cuaderno sobre el tronco. Un tronco en el centro de kilómetros y mas kilómetros de árido suelo, solo interrumpido levemente por la entrada de las ruinas que tengo frente a mi. El viento ahora es visiblemente rojo, transportando violentamente olas de polvo que van y vienen como si realmente fuera un océano de tierra que poseyese oleaje.


Me dirijo al templo antes de que la arena y la tierra me cieguen por completo, al principio solo busco un lugar para resguardarme, y si bien aun la calma del bosque me inunda, una llama de curiosidad me alimenta, tengo que averiguar por que estoy en un mundo luego de la vida. El sol finalmente ha muerto.

Las estrellas iluminan lo suficiente para llevarme hasta mi destino, de cualquier forma no hay objeto alguno que bloquee su luz, al parecer las rojizas nubes  murieron junto al sol. Las ruinas están empotradas en lo que parecen ser los restos de una antigua montaña que en mi época seguramente se alzaría majestuosamente sobre este lugar en forma de precipicio, la entrada parece ser una puerta gigante de piedra. No hay ninguna otra entrada.

Tanteando la superficie tengo que buscar alguna grieta donde resguardarme del viento que trae mas tierra consigo. ¿El mundo querrá enterrarme junto con la demás vida que algún día vivió sobre él?, siento como si fuese un espíritu envidioso que no permitirá que nadie tenga lo que el no tiene. Así mientras divago en mis pensamientos puedo sentir una corriente de aire distinta, se siente limpia y mas tibia, como una brisa pero igualmente débil. La luna creciente comienza a alzarse.

Siempre he creído que la luz lunar era una amiga, que ayudaba con su luz pálida y gentil a los perdidos en la noche, que horrible mentira, todas las cosas a mi alrededor se congelas conforme son tocadas por su luz, la única sombra a la redonda es la que despiden las ruinas y la roca en la que están incrustadas. Esto es diferente al eterno sol, una luna de la muerte que se alza ágil, quizá ella piense que no necesita mas tiempo para acabar con todo y por eso el sol se toma tanto en reponer lo que su esquiva amante ha hecho.

Seguir la brisa es mas difícil, el viento ahora es cortante y la tierra que transporta esta congelada, esta ventisca de tierra hace que mis sentidos colapsen lentamente. Tanteando la pared me reencuentro con la brisa, esta me lleva hacia una grieta, una grieta oscura e invisible en la puerta de roca negra, de nuevo mi prioridad es resguardarme. Si muero la curiosidad no me servirá de nada.

La grieta parece tener varios metros de largo, al desplazarme por aquí me siento como un gusano que se mueve tierra adentro, bajando, subiendo y girando continuamente hasta que veo una luz. Al salir parece que estuviera en un extraño templo egipcio, me encuentro a la entrada de una gran cámara iluminada por antorchas que recorren las paredes yendo desde el nivel del suelo hasta unos tres pisos mas arriba. Todo el lugar esta cubierto por pictogramas.

el bosque, el cuaderno, las ruinas y sus antorchas encendidas, es el momento de buscar respuestas.

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